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Arquitecto: taller 9s arquitectes
- Área: 1673 m²
- Año: 2008
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Fotografías:Adrià Goula
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El nuevo edificio policial se sitúa en una zona de nueva urbanización en las afueras del casco histórico de Montblanc, en una zona limítrofe entre los últimos bloques residenciales de la población y un polígono industrial de naves grises y anodinas.
La edificación se levanta en un solar triangular que culmina la carretera de salida hacia el sur desde el centro de la población, encarándose al centro urbano y respondiendo con su formalización a los flujos del eje urbano en el que se sitúa. El esquema clásico de comisaría –una caja compacta- se rompe en dos volúmenes, orientados norte-sur, que se articulan –se deslizan- sobre la directriz del eje, sobre el cual se abren los accesos al equipamiento: el acceso público a norte, a pie de una nueva plaza, y el de agentes a sur.
El programa se resuelve con un cuerpo edificado de dos plantas al oeste y un cuerpo de planta única al este, enlazados por un porche central, más bajo, elemento que permite generar un patio central y reafirmar la axialidad del edificio. A norte el porche se abalanza sobre la plaza señalando la entrada y recogiendo la llegada de los ciudadanos y recula a sur para acompañar el acceso de servicio.
La colocación de la edificación en el fondo del solar permite liberar la parte norte del solar para definir el nuevo espacio público y cualificar la llegada al edificio institucional, y a la vez, acotar el resto de la parcela para uso interno, generando a sur una calle privada que conecta las dos calles adyacentes a este y oeste.
En un entorno urbano periférico e informe, el edificio se resuelve con un lenguaje claro y comprensible, a partir de la asunción de los tres colores corporativos del cuerpo policial (blanco, azul y rojo). Se asume el blanco, para cualificar la piel exterior, confiando en sus valores de neutralidad y ‘sinceridad’ y el azul para las fachadas interiores volcadas al patio. Esta dualidad interior-exterior también se expresa en la elección de las soluciones y los materiales de las fachadas. Mientras que las fachadas exteriores se expresan lisas, opacas y masivas, las fachadas interiores se texturizan con chapa minionda de color azul, explicando el ‘corte’ producido por el porche, las rasgaduras causadas por la voluntad de explosionar el conjunto y abrirlo al entorno urbano, a la ciudadanía. El patio generado por la estallido del conjunto facilita la organización del programa, permite mejorar la calidad de los espacios interiores y el funcionamiento higrotérmico del edificio facilitando la ventilación natural cruzada.
Los espacios están posicionadas y diseñadas para tener una iluminación natural óptima, mediante la colocación de las oficinas en fachada y los espacios de servidor en espacios interiores compactos. Las superficies de vidrio se optimizan evitando las grandes ventanas en orientaciones incorrectas y la mejora de las necesidades de iluminación con las ganancias térmicas con el uso de protectores solares móviles.
El edificio se ha planteaó para poder ser construido en siete meses, a partir de sistemas constructivos de fácil ejecución y baja producción de residuos. Se ha apostado por la estructura metálica y soluciones de envolventes prefabricadas con un buen funcionamiento energético, tanto para las fachadas (paneles de resinas termo endurecidas y chapa minionda) como para las cubiertas (losas flotantes de hormigón). Asimismo, tanto para los sistemas de compartimentación (mamparas modulares), como de acabados (falsos techos de aluminio, paneles laminados, etc.) y de instalaciones (placas solares térmicas y fotovoltaicas, etc.) buscan dar respuesta a la voluntad de eficiencia energética, minimización de residuos, flexibilidad y durabilidad.